El accidente del vuelo 571 de la Fuerza A?rea Uruguaya, conocido popularmente como el ?Milagro de los Andes?, ocurri? el 13 de octubre de 1972, cuando el avi?n militar con 40 pasajeros y cinco tripulantes que conduc?a al equipo de rugby Old Christians, formado por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris, se estrell? en la cordillera de los Andes de Mendoza, Argentina, a 3500 msnm, en ruta hacia Santiago de Chile.
En una
entrevista
realizada el 24 de diciembre de 2012, en el programa , ?En Perspectiva?, CX14 El Espectador, a Roberto Canessa y Daniel Fern?ndez Strauch, sobrevivientes de los Andes, en determinado momento Strauch asever? que en la radio escucharon ?El Espectador? hasta alrededor de las 9 menos veinte hora en la cual comenzaba la? interferencia de los radioaficionados?.
Cito:
?DFS ? Yo escuchaba la radio de ustedes, El Espectador, todas las ma?anas. Eso es una cosa impresionante, en el medio de la monta?a, con esa radio chiquitita, poder escuchar el informativo de El Espectador de las 7.30 hasta las 7.50, donde me hac?an interferencia los radioaficionados. Y ese d?a fue al rev?s, ese d?a puse la radio y tuve una interferencia no de radioaficionados sino una interferencia est?tica que me hac?a un ruido. No quer?a cambiar la emisora, pero al final la ansiedad me hizo cambiar. Ah? es donde me encuentro con ese Ave Mar?a. Lo miro a Eduardo y ?l me dice ?esta es la se?al?. Yo la noticia a los que estaban adentro del fuselaje se las di con el Ave Mar?a, esa fue la confirmaci?n que supusimos que era.?
Las manifestaciones de Fern?ndez Strauch en la entrevista que le hizo El Espectador son equivocadas.
Lo que s? queda patente que los radioaficionados y la radio en general, form? parte vital y significativa en toda la trama de este episodio.
En el libro ?Viven? de Piers Paul Read (no he le?do otros libros posteriores ni otras referencias conectadas con el papel de la radio en el asunto) est? patentemente reflejado el rol de los radioaficionados y particularmente el papel jugado por Rafael Ponce de Leon, CX3BR, quien viv?a en ese entonces en Carrasco (una vez visit? su casa en medio de un Contest de la CQ y all? vi su l?nea Collins empotrada en modulos de madera en la pared de su sala de radio). Nunca m?s o? de ?el Rafa??
Rafael Ponce de Leon, CX3BR en su cuarto de trasmisi?n.
El libro dice:
?El medio a trav?s del cual fueron difundidas las primeras noticias, y despu?s rectificadas, era una radio en casa de los Ponce de Le?n en Carrasco. Rafael Ponce de Le?n era un radioaficionado y la radio un entretenimiento heredado de su padre, que instal? todo un equipo, incluido un poderoso transmisor Collins KWM2, en el s?tano de su casa. Rafael era tambi?n un Old Christian y amigo de Marcelo P?rez. ?l mismo no se hab?a unido a la excursi?n a Santiago porque no quer?a dejar sola a su mujer que estaba embarazada de siete meses. A petici?n de Marcelo, Rafael hab?a usado la radio para reservar habitaciones en un hotel de Santiago para el equipo de rugby, llamando a un colega aficionado de Chile que lo hab?a conectado con la red telef?nica de Santiago. [Phone-patch] M?s r?pida y m?s barata que el tel?fono, esta pr?ctica no era estrictamente legal , pero se toleraba.
Cuando el d?a 13 por la noche se enter? de que el avi?n se hab?a perdido en los Andes, comenz? a manejar la radio. Comunic? directamente con el Hotel Crillon en Santiago yle dijeron que el equipo hab?a llegado sin novedad al hotel. Cuando noticias posteriores le hicieron dudar de esto, llam? a hotel de nuevo y as? se enter? de que s?lo dos de los jugadores hab?an llegado, dos que hab?an tomado aviones de l?nea, uno de el los era Gilberto Regules, porque hab?a perdido el Fairchild, y el otro era Bobby Jaugust, porque su padre era el representante de la KLM en Montevideo.?
Ponce de Le?n envi? los primeros d?as una cinta a Radio Montecarlo, confirmando con declaraciones en Chile, de que el avi?n no se hab?a encontrado. La radio de Ponce de Le?n comunic? posiciones geogr?ficas a P?ez Vilar? padre donde un ?adivino? hab?a ?visto? una posici?n que despu?s fue descartada.
A ?l tambi?n corresponde haber iniciado toda una red que conformaron radioaficionados de Chile, especialmente del Radio Club de Talca. Con ?l se comunicaban las familias en Montevideo con los padres que hab?an ido al rescate en Chile.
?Se levantaron en la ma?ana del domingo d?a 22 de octubre para hacer frente a su d?cimo d?a en la monta?a. Los primeros que salieron del avi?n fueron Marcelo y Roy Harley . Roy hab?a encontrado una radio de transistores entre dos asientos del avi?n y, con sus peque?os conocimientos de electr?nica, que hab?a adquirido mientras ayudaba a un amigo a montar un sistema de alta fidelidad, fue capaz de repararla. Era muy dif?cil recibir se?ales en aquel la hendidura entre tan altas monta?as, as? que Roy construy? una antena con pedazos de cable del circuito el?ctrico del avi?n.
Mientras trataba de sintonizar alguna estaci?n, Marcelo sosten?a la antena y la mov?a de un lado a otro. Oyeron a intervalos emisiones procedentes de Chile, pero ninguna noticia sobre su rescate. Todo lo que o?an eran las voces estridentes de los pol?ticos de Chile implicados en la huelga de la clase media contra el gobierno socialista del presidente Allende.?
Pienso que cuando ellos encontraron la radio a transistores entre los restos del avi?n, siempre escucharon Onda Media. No hay ninguna referencia a emisoras internacionales.
De la radio del avi?n que intentaron arreglar y conectar nunca lo pudieron lograr? ? El transmisor necesitaba una corriente de 115 voltios AC, normalmente administrada a trav?s de un transformador . La corriente de las bater?as [que hab?an ubicado] era de 24 voltios DC.?
Durante d?as escuchaban emisoras chilenas, y un d?a anunciaron que la b?squeda se hab?a suspendido. Esto no amilan? a Paez Vilar? quien el 22 de octubre sobrevol? la zona y relev? aviones y pilotos en el Sur, mientras que Ponce de Le?n llev? a cabo ?La segunda organizaci?n que se constituy?: [...] la de radioaficionados de Chile, que Rafael hab?a reclutado desde [su QTH en] Carrasco. Muchos de ellos no s?lo pusieron a disposici?n de P?ez Vilar? las radios, sino ropas apropiadas y autom?viles. A dondequiera que fuese en las monta?as, lo segu?a un Citro?n dos caballos, con la antena movi?ndose como los cuernos de un saltamontes. En cualquier momento el autom?vil lo pon?a en contacto con Rafael en Montevideo y a trav?s de Rafael , con cualquier persona en el mundo?.
Diario ?El D?a?, 15 de octubre de 1972 (Foto: archivo Horacio Nigro, colecci?n Manuel A. Barcia /LGdS)El relato de los intentos de hacer marchar la radio del avi?n tambi?n son interesantes, aunque como dije fueron siempre infructuosos.
?Una vez all?, -contin?a el relato de ?Viven?- vieron que Harley y Canessa hab?an hecho todas las conexiones necesarias entre las bater?as y la radio, y de la radio a la antena de aleta de tibur?n, pero todav?a no hab?an captado ninguna se?al exterior. Creyeron que esto se deb?a a alguna deficiencia de la antena, as? que arrancaron cables del circuito el?ctrico del avi?n y los empalmaron. Un extremo del cable resultante lo ataron a la cola del avi?n y el otro a una maleta llena de rocas que si tuaron en la parte alta de la monta?a, construyendo as? una antena de m?s de veinte metros de largo.?
Cuando la conectaron a la radio de transistores que se llevaron consigo, sintonizaron muchas estaciones de radio de Chile, Argentina y Uruguay. Cuando la conectaron a la radio del Fairchild, no consiguieron o?r nada. Volvieron a conectar con la radio de transistores, sintonizaron una estaci?n que radiaba m?sica alegre y se pusieron a trabajar de nuevo. [...] En la radio de transistores a la que hab?an conectado la antena, oyeron los cuatro las noticias en las que se anunciaba que iba a ser reanudada la b?squeda por un C-47 de la Fuerza A?rea Uruguaya. Cada uno recibi? la noticia de distinta forma. Harley estaba loco de alegr?a y esperanza.
Canessa tambi?n parec?a entusiasmado. Vizint?n no reaccion? de ninguna forma mientras que Parrado parec?a desilusionado. ??No sean tan optimistas ?dijo?. Que nos est?n buscando otra vez, no quiere decir que nos encuentren.?
Canessa segu?a intent?ndo [reparar la radio] y se opon?a a regresar al avi?n. Parrado y Vizint?n ya ten?an en sus mentes la idea de la expedici?n, pues se hab?a decidido en el avi?n que si fallaba la radio, los expedicionarios deber?an partir inmediatamente monta?a arriba, obedeciendo a la ?nica cosa de que estaban seguros: que Chile se encontraba hacia el Oeste.
Finalmente, cuando deciden abandonar recuperar la radio del Fairchild ?Harley , dando rienda suelta al infortunio y frustraci?n que hab?a sentido durante todos aquellos d?as, rompi? a puntapi?s todos los componentes de la radio que con tanto trabajo hab?an conseguido poner en orden.?
La radio sigui? siendo un v?nculo muy importante. M?s adelante en el libro se lee: ?[Daniel] Fern?ndez sin separarse un momento de la radio, oy? que aviones chilenos y argentinos se hab?an unido en la b?squeda al C-47 uruguayo, y que las autoridades argentinas estaban examinando la cruz, ya que se supon?a que se hallaba en su territorio.? Y? ?a medida que pasaban los d?as, s?lo recib?an malas noticias por la radio.? La cruz que se hab?a encontrado en la monta?a no era la de ellos, sino la de unos geof?sicos argentinos de Mendoza. En consecuencia, los helic?pteros del Servicio A?reo de Rescate se hab?an retirado y s?lo continuaba la b?squeda el C-47 uruguayo.?
En una parte del libro llegamos a lo que s? podr?a justificar algun evento de interferencia de radioaficionados:
?Mientras esperaban, los tres hombres [padres de los muchachos] decidieron ponerse en comunicaci?n con sus esposas a trav?s de la red de radio de Rafael Ponce de Le?n. Una vez m?s encontraron al radioaficionado que siempre encontraban a dondequiera que fuesen. Tuvieron alguna dificultad en sintonizar la onda, porque hab?a interferencia de otros radioaficionados de Chile, y entre los silbidos y ruidos de la radio los cuatro hombres oyeron parte de una conversaci?n entre otros dos radioaficionados. ??Incre?ble, pero han encontrado el avi?n??
?Tan pronto como oyeron esto, perdieron el contacto.
Los tres uruguayos se miraron unos a otros.
?No puede ser? ?comenz? a decir uno de ellos.
Los otros movieron la cabeza, negando. Hab?an despertadosus esperanzas muy a menudo para borrarlas poco despu?s por cualquier insignificancia como ?sta?.?
Hacia el final de la aventura?
?Repentinamente Canessa levant? la mano indicando alconductor que se callara. Por la radio estaban dando la noticia que dos supervivientes del Fairchild uruguayo que se hab?a estrellado en los Andes el d?a 13 de octubre hab?an sido hallados en un lugar llamado Los Maitenes, junto al r?o Azufre, en la provincia de Colchagua. Eran Fernando Parrado y Roberto Canessa.
Al o?r esta ?ltima palabra, al doctor Canessa se le saltaronlas l?grimas y , con un grito de felicidad, abraz? al conductor del taxi mientras conduc?a el coche por las calles de Buenos Aires.?
En un momento determinado, cuando pensaban que los helic?pteros se pod?an aproximar a los sobrevivientes, entre ellos ? ?Hubo incluso una oraci?n en acci?n de gracias en una emisora de Chile que los conmovi? a todos mientras escuchaban, pero a mediod?a todav?a no se ve?an se?ales del rescate y los muchachos parec?an indecisos no sabiendo si volver o no a sus tareas.?
Finalmente, Carlos P?ez Vilar? cuando ya ten?a la lista de los diecis?is sobrevivientes, es Radio Carve quien propala la misma, y all? en ese momento, emocionado lee el nombre de su propio hijo.
Entonces, resumiendo: El Espectador y Carve ten?an en aquellos a?os sus respectivos canales de Onda Corta activos. Espectador en 25m, 11835 y Carve en 49m. Pero no hay referencia de su sinton?a en todo el relato.
Si hubo interferencias de radioaficionados, fue en el entorno de las comunicaciones, al final de la historia, en la red que hab?a armado Rafael Ponce de Le?n, como ha quedado transcripto.
El Radio Club Uruguayo, tambi?n mont? una estaci?n cabecera de Red de Emergencia. Aqu? el radioaficionado Dr. Mario Rebufello, CX4CR. (Diario Acci?n, 16 de octubre de 1972, archivo Horacio Nigro, colecci?n Manuel A. Barcia /LGdS).
Tambi?n el Radio Club Uruguayo form? una Red de Emergencia, a trav?s de CX1AA, contactando con radioaficionados chilenos y tras la b?squeda de noticias del avi?n desaparecido.
Nota original de
Horacio Nigro Geolkiewsky publicada en la Galena del sur:
http://lagalenadelsur.wordpress.com/2013/01/02/1972-la-radio-en-la-tragedia-de-los-andes/
El accidente del vuelo 571 de la Fuerza A?rea Uruguaya, conocido popularmente como el ?Milagro de los Andes?, ocurri? el 13 de octubre de 1972, cuando el avi?n militar con 40 pasajeros y cinco tripulantes que conduc?a al equipo de rugby Old Christians, formado por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris, se estrell? en la cordillera de los Andes de Mendoza, Argentina, a 3500 msnm, en ruta hacia Santiago de Chile.
El accidente
El 12 de octubre el avi?n Fairchild Hiller FH-227 perteneciente a la Fuerza A?rea Uruguaya parti? del Aeropuerto Internacional de Carrasco transportando al equipo de rugby del club de ex alumnos del Colegio Stella Maris de Montevideo, que se dirig?a a jugar un partido contra el Old Boys de Santiago de Chile. Se desarrollaba en ese momento un frente de inestabilidad en todo el sector de la cordillera central.
Al mando del aparato estaba el coronel Julio C?sar Ferradas, y su copiloto, el teniente coronel Dante Lagurara, al mando de los controles del avi?n. Adem?s, completando la tripulaci?n, iban el navegante, teniente Ram?n Sa?l Mart?nez, el sobrecargo Ovidio Ram?rez y el mec?nico Carlos Roque.
Este tipo de avi?n tiene la particularidad de volar con la cola m?s baja que la nariz, como el vuelo de un ganso. Su techo m?ximo es de 6800 msnm y su velocidad de 437 km/h.
El mal tiempo les oblig? a detenerse en el aeropuerto El Plumerillo, en la ciudad de Mendoza, Argentina, donde pasaron la noche. Al d?a siguiente, el frente persist?a, pero debido a la premura del viaje y hechas las consultas pertinentes, se esper? s?lo hasta la tarde, cuando amainaron levemente las condiciones de tormenta.
El vuelo continu? por la tarde del 13 de octubre despegando a las 14:18 (hora local) con destino a Santiago de Chile. La ruta a seguir ser?a v?a Paso del Planch?n entre las ciudades de Malarg?e (Argentina) y Curic? (Chile).
El avi?n ascendi? hasta los 6000 msnm volando en direcci?n sur manteniendo la cordillera a su derecha. Contaban con un viento de cola de 20 a 60 nudos.
A las 15:08 comunicaron su posici?n a la estaci?n de control de Malarg?e girando en direcci?n noroeste hasta volar por la ruta a?rea G17 sobre la cordillera.
Lagurara estim? que alcanzar?an Planch?n ? el punto de las monta?as donde se pasaba del control de tr?nsito a?reo de Mendoza al de Santiago? a las 15:21 horas. Un mar de nubes blancas se extend?a por debajo de ellos.
Todo iba bien, sin embargo hubo un cambio de suma importancia, la direcci?n y sentido de los vientos cambiaron de modo que el Fairchild pudo ver reducida su velocidad de crucero de 210 a 180 nudos.
Dado que el paso estaba cubierto por nubes, los pilotos estimaron en base al tiempo habitual empleado para cruzar el mismo. Sin embargo, no tuvieron en cuenta los fuertes vientos en contra que desaceleraron el avi?n y el consiguiente aumento de tiempo necesario para completar la traves?a.
A las 15:21 Lagurara inform? a los controladores a?reos de Santiago de Chile que sobrevolaban el Paso del Planch?n y que calculaba alcanzar?an Curic? a las 15:32.
Unos tres minutos m?s tarde, el Fairchild comunic? de nuevo con Santiago informando que divisaban Curic?. El avi?n tom? entonces rumbo norte.
La torre de control de Santiago dio por buena la posici?n comunicada por Lagurara autoriz?ndole a descender a los 3500 msnm dando por hecho que se dirig?a hacia el aeropuerto de Pudahuel al oeste de Santiago de Chile cuando en realidad se adentraban en la cordillera en las inmediaciones del volc?n Tinguiririca en la provincia de San Fernando.
Dicho error de m?s de 100 km dificult? posteriormente las tareas de rescate.
Contando con autorizaci?n, el Fairchild comenz? el descenso apoyado por instrumentos entre la niebla de una tormenta en desarrollo mientras todav?a se encontraban sobre las monta?as. Descendi? 1000 m. A esa altura el Fairchild entr? en una nube y comenz? a dar sacudidas.
El aparato descendi? varios cientos de metros de golpe al atravesar varios pozos de aire. Ante esta situaci?n, no falt? quien hiciera chistes sobre el incidente, o quien alzara los brazos y vitoreara como en una monta?a rusa, o se aventara un bal?n de rugby.
La serie de descensos bruscos hicieron que el avi?n perdiera m?s altitud (perdi? casi 1500 m), momento en el que muchos de los pasajeros cayeron en la cuenta de que el ala del avi?n estaba muy cerca de la monta?a. Dudaron si aquello era normal. Unos momentos despu?s, los pasajeros se miraban unos a otros con terror, otros rezaban, al ver que estaban a unas decenas de metros de las laderas de un encajonado, esperando el inevitable choque del avi?n.
El Fairchild descendi? a?n m?s y se meti? en un largo caj?n de elevados riscos en medio de una nube neblinosa. Repentinamente, la niebla se abri?, al tiempo que los pilotos vieron c?mo su aeroplano estaba en rumbo frontal de colisi?n, con la parte final del caj?n cerrada por un alto farall?n, el cerro Seler. La alarma de colisi?n dentro de la cabina se activ?, lo que alarm? a pasajeros y tripulaci?n.
La aeronave se enfrent? a un alto farall?n que el comandante Lagurara a duras penas y mediante un extraordinario esfuerzo f?sico pudo salvar por un par de metros; pero golpe? la cola en la orilla del farall?n en un pico sin nombre (posteriormente bautizado Cerro Seler, por Nando Parrado en honor a su padre), situado entre el cerro El Sosneado y el volc?n Tinguiririca, cerca de la frontera entre Argentina y Chile, pero del lado argentino.
El aparato golpe? una segunda vez un risco del pico a 4200 msnm, perdiendo el ala derecha, que fue lanzada hacia atr?s con tal fuerza que cort? la cola del aparato a la altura de la ventanilla N? 8 de 10 por el lado de babor y N? 7 por el lado de estribor. Al desprenderse la cola con el estabilizador vertical, qued? abierto tras s? el interior en la parte posterior del fuselaje. De este desprendimiento, salieron al menos dos filas de asientos y al impactar contra la monta?a, murieron instant?neamente cinco personas, incluido el sobrecargo, que iban todav?a atadas a sus asientos de la cola.
Al golpear el avi?n por tercera vez en un segundo pico, perdi? el ala izquierda, quedando en vuelo ?nicamente su fuselaje, a manera de proyectil. ?ste, a?n con bastante velocidad, golpe? tangencialmente el terreno nevado y resbal? por una amplia ladera nevada y empinada de m?s de 4 km de largo hasta detenerse en un banco de nieve. Dos pasajeros m?s, atados a?n a sus asientos, salieron despedidos por el boquete posterior.
El sitio donde qued? el avi?n es una pendiente de los Andes que mira al este, a 3500 msnm, en el glaciar de las L?grimas, en la alta cuenca del r?o Atuel, Mendoza en el centro-oeste de la Argentina; se ubica en el Distrito Malarg?e, Departamento Malarg?e, muy pr?ximo al l?mite con el distrito El Sosneado, San Rafael. Dicho lugar est? a solo 1200 m de la frontera argentino-chilena, pero a mucha menor altura, pues ?sta all? alcanza altitudes de hasta 4770 msnm.
El golpe de la nariz del avi?n contra el banco de nieve result? fatal para los tripulantes de cabina. La fuerza del golpe hizo que el tren de aterrizaje delantero, todav?a en su pozo, comprimiera fuertemente la cabina del avi?n hacia atr?s, atrapando a sus ocupantes contra el panel de instrumentos. Lagurara qued? con su cabeza fuera de la ventanilla y con su pecho comprimido contra el fuselaje en el interior.
Los pasajeros que quedaron dentro del fuselaje, por la inercia, fueron comprimidos en sus asientos hacia la parte frontal de ?ste, que se elev? hasta casi tocar el techo. Algunos de los fallecidos quedaron comprimidos entre asientos o atrapados por ellos mismos. Algunos pasajeros sufrieron traumatismo craneoencef?lico (TCE), lo que provoc? su muerte, mientras que otros quedaron atrapados en sus asientos sin posibilidad de zafarse. Para el resto, el golpe fue amortiguado. Incre?blemente, algunos pasajeros resultaron ilesos o con tan s?lo heridas leves. Hubo otros pasajeros con heridas internas graves que fallecieron en horas posteriores. De inmediato, Marcelo P?rez, el capit?n del equipo de rugby, organiz? a los ilesos para ayudar a liberar a los que segu?an atrapados y a los heridos, despejando el fuselaje para prepararse para la noche. Uno de los sobrevivientes sali? por atr?s del fuselaje y a tientas entre la nieve y el fuselaje se acerc? al piloto agonizante. Lagurara solicit? agua, a lo que el sobreviviente le acerc? nieve a la boca. Entonces, empez? a decir: ?Anota, estamos en Curic?, anota...?. Entonces, Lagurara le pidi? tomar el rev?lver de la cabina y que le disparara, cosa que no ocurri?.
El piloto Julio Ferradas muri? v?ctima de un TCE y el copiloto Dante Lagurara muri? tras agonizar toda la noche, al amanecer del d?a siguiente.
Supervivencia de 72 d?as
De las 45 personas en el avi?n, trece murieron en el accidente o poco despu?s (entre ellos 4 de los 5 miembros de la tripulaci?n); otros cuatro hab?an fallecido a la ma?ana siguiente, y el octavo d?a, muri? una pasajera de nombre Susana Parrado debido a sus lesiones.
Los 27 restantes tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales (-25 a -42 ?C) de supervivencia en las monta?as congeladas, a?n en plena ?poca de nevadas, en medio de la primavera austral. Durante varios d?as las partidas de rescate intentaron localizar los restos del avi?n sin ?xito. Incluso algunos aviones estuvieron cerca del lugar, pero muy alto para poder encontrarlos.
Muchos de los supervivientes hab?an sufrido diversas lesiones cortantes o moretones y carec?an de calzado y ropa adecuada para el fr?o y la nieve. Se organizaron para resistir las duras condiciones imperantes.
A pesar de las condiciones y el grado de debilidad y aletargamiento, los supervivientes liderados por el estudiante de medicina, Roberto Canessa, quien propuso soluciones para todo, fabric? adem?s elementos y utensilios ingeniosos tales como alambiques, guantes (con los forros de los asientos del avi?n, que se desprend?an con facilidad), botas (con los cojines de los mismos) para evitar hundirse en la nieve al querer trasladarse, y anteojos (con el pl?stico tintado) para resistir el fr?o y el encandilamiento de la nieve.
La mayor?a de los sobrevientes dorm?an con un par de pantalones, tres o cuatro su?teres, tres pares de calcetines, y algunos se tapaban la cabeza con una camisa para conservar el aliento. Para evitar la hipotermia, en las noches m?s fr?as, se daban masajes para reactivar la circulaci?n e intentaban mantener la temperatura corporal en contacto entre s?. Algunos prefer?an dormir descalzos para evitar golpear a alguien con sus zapatos.
La b?squeda se suspendi? ocho d?as despu?s del accidente. En el und?cimo d?a en la monta?a los supervivientes escucharon por una radio de pilas, con consternaci?n, que se hab?a abandonado la b?squeda.
La noche del 29 de octubre, a 16 d?as ya de la ca?da, una nueva tragedia se cerni? sobre el resto del avi?n y sus ocupantes. En la noche, a eso de las 23:00 un alud se desliz? y sepult? los restos del Fairchild FH-227D, ingresando por el boquete de la parte posterior, arrasando el muro provisional y sepultando a quienes dorm?an en su interior, salvo a un joven, Roy Harley, quien desesperadamente comenz? a cavar en busca de los que yac?an bajo la nieve. Pese a los desesperados intentos de rescate por sus compa?eros, ocho personas murieron asfixiadas bajo la nieve, incluyendo al capit?n del equipo Marcelo P?rez y al ?ltimo pasajero de sexo femenino, Liliana Navarro de Methol. No obstante, el enterramiento del fuselaje permiti? al resto de los supervivientes no morir congelados m?s adelante.
En esta nueva situaci?n las condiciones de supervivencia se endurecieron a?n m?s. Apenas dispon?an de espacio en el interior, contando con menos de un metro hasta el techo solo en la parte delantera del fuselaje. Se percataron suficientemente a tiempo de la carencia de ox?geno al ver que la llama de un mechero tend?a a apagarse. Nando Parrado, localiz? un vara con la que golpe? el techo del fuselaje hasta conseguir hacer un agujero, pero la capa de nieve por encima del fuselaje le oblig? a seguir perforando hasta llegar a la superficie por donde finalmente pudo entrar el ox?geno que necesitaban.
Pod?an sentir como en el exterior se estaba desarrollando un duro temporal del cual se proteger?an en el interior del fuselaje, sin embargo carec?an del alimento que almacenaban fuera del mismo. Esto les oblig? a hacer uso de alguno de los cuerpos de sus compa?eros fallecidos en el alud que se encontraban en el interior. Este hecho les condicion? en el modo en que posteriormente ubicar?an a los cuerpos, tendiendo en cierta medida a dispersarlos pensando que as? facilitar?an m?s su disponibilidad ante situaciones inadvertidas.
A mediados de noviembre, fallecieron dos j?venes m?s, (Arturo Nogueira y Rafael Echevarren), a causa de la infecci?n de sus heridas, gangrena. El 11 de diciembre, morir?a la 29? y ?ltima v?ctima del accidente por la misma causa (Numa Turcatti).
Los supervivientes dispon?an apenas de alimentos. A pesar de que durante los d?as posteriores al accidente racionaron la comida disponible, pronto se mostr? insuficiente. En el lugar donde se hab?an estrellado no hab?a vegetaci?n ni animales de los que pudieran alimentarse, el terreno era suelo desnudo de nieves perpetuas.
El grupo pudo sobrevivir durante 72 d?as y no morir por inanici?n gracias a la decisi?n grupal de alimentarse de la carne de sus compa?eros muertos (pr?ctica denominada antropofagia), quienes estaban enterrados en las afueras del fuselaje. No fue una decisi?n f?cil de tomar, y en un principio algunos rechazaron hacerlo, si bien pronto se demostr? que era la ?nica esperanza de sobrevivir, muchas consideraciones pasaron por el tema religioso cat?lico. Pronto se impuso la regla (o exigencia), de no utilizar como alimento a ning?n familiar cercano, ni tampoco a alg?n fallecido de sexo femenino.
En un primer momento quisieron utilizar la radio de la cabina para pedir auxilio, pero carec?a de energ?a, pues la bater?a estaba en la cola que ellos hab?an cre?do divisar 2 km m?s arriba. Varios de los supervivientes intentaron localizar la secci?n de cola que hab?a sido arrancada a ra?z del primer impacto, esperando poder recuperar las bater?as que se encontraban en esa parte del avi?n. Cuando por fin llegaron a la secci?n de cola, ubicada a la distancia que hab?an supuesto, vieron que las bater?as resultaban excesivamente pesadas (cerca de 23 kg cada una), para trasportarlas hasta el fuselaje del avi?n, por lo que decidieron desmontar la radio de la cabina y llevarla hasta la cola del avi?n; la bater?a estaba en buen estado. Adem?s en algunas valijas hallaron chocolates y licores.
A pesar de todos sus esfuerzos no lograron comunicarse con el exterior pues un cortocircuito originado debido al desconocimiento, da?? irreparablemente la radio. Junto con el hallazgo de la cola, tambi?n hallaron los cuerpos de dos pasajeros enterrados y a?n unidos a sus asientos por los cinturones de seguridad.
El extremo fr?o de la alta monta?a era el peor enemigo que deb?an afrontar los supervivientes, sin embargo, gracias a estas temperaturas se pod?a conservar adecuadamente la carne y se imped?a por completo el desarrollo de las infecciones que podr?an haber producido los microorganismos que estaban en ese momento ausentes debido a estas condiciones, a?n ya habiendo comenzado el verano austral en la ?ltima etapa.
El rescate
Para comienzos de diciembre de 1972, el deshielo dej? al descubierto el fuselaje nuevamente y los sobrevivientes pudieron disfrutar de d?as soleados, ba?ados con los c?lidos rayos del sol. Los supervivientes finalmente vieron que su ?nica esperanza consist?a en ir a buscar ayuda. El 12 de diciembre de 1972, Nando Parrado, Roberto Canessa y Antonio Vizint?n parten en busca de ayuda.
Al creer en todo momento que se encontraban ya en territorio chileno, es decir, en el lado occidental de la cordillera andina, tomaron la errada decisi?n de caminar rumbo al poniente, teniendo que encarar el cruce del encadenamiento principal de los Andes sin medios, preparaci?n, ni fuerzas adecuadas. Si la marcha se hubiese efectuado hacia las pampas argentinas, el esfuerzo habr?a sido muy inferior, pues all? el terreno r?pidamente desciende hacia el oriente, logrando arribar a los primeros criadores de cabras y ovejas en un recorrido mucho m?s acotado y asequible. En particular a unos 21 kil?metros en l?nea recta se encuentra el Hotel Termas del Sosneado que en aquellos d?as albergaba v?veres y se encontraba custodiado por una persona con ayuda de la cual probablemente les hubiera sido mucho m?s f?cil encontrar la civilizaci?n. La gran altitud del cerro Sosneado y la ubicaci?n err?nea facilitada por el miembro de la tripulaci?n moribundo en la cabina, les desorient? completamente.
El tercer d?a de marcha, Antonio resbala y se crea una lesi?n, por lo que deciden enviarlo de vuelta. Tambi?n le pidieron dejar su raci?n de carne, ya que el trayecto ser?a m?s largo de lo calculado.
Diez d?as despu?s de partir de los restos del fuselaje, y habiendo caminado unos 55 km aproximadamente, llegan a la precordillera curicana del sector de Los Maitenes. Recorren un r?o para vadearlo por casi d?a y medio y no pueden lograrlo por la crecida del deshielo. Canessa comienza a sentirse enfermo, por lo que Nando debe llevar las dos mochilas. La carne que llevaban consigo comenz? a descomponerse r?pidamente debido al aumento significativo de la temperatura de la precordillera. Al amanecer del d?a siguiente, ven en la otra orilla a un huaso chileno que los observa. Nando intenta comunicarse con el pero el fragor del r?o no lo permite, entonces el huaso ata hojas de papel y un l?piz a una piedra y la lanza sobre el r?o, Nando a duras penas, por su debilidad, logra hacerle llegar un mensaje escrito donde dicen ser sobrevivientes de un avi?n siniestrado, el mensaje dec?a:
Vengo de un avi?n que cay? en las monta?as. Soy uruguayo. Hace 10 d?as que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avi?n quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir r?pido de aqu? y no sabemos c?mo. No tenemos comida. Estamos d?biles. ?Cu?ndo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ?D?nde estamos??
Al reverso, una ?ltima nota, con l?piz labial: ?Cu?ndo viene?
El arriero quien result? ser Sergio Catal?n, entiende el mensaje, les lanza un poco de pan y se dirige al ret?n de Puente Negro a cargo de Carabineros de Chile con el capit?n Courbis al mando, es el m?s pr?ximo (a diez horas de marcha) y da la noticia. Luego de ello, una patrulla de Carabineros se dirige al sector y le brindan ayuda.
Fernando Parrado y Roberto Canessa junto al arriero Sergio Catal?n que los descubri?, despu?s de diez terribles d?as de caminata.
En aquel d?a del 22 de diciembre, los pilotos chilenos Carlos Garc?a, Jorge Massa y Mario ?vila se preparaban para volar en un DC-6 a Punta Arenas entonces recibieron incr?dulos la noticia de que hab?an aparecido sobrevivientes del avi?n uruguayo extraviado hace m?s de dos meses en la cordillera.
Se hab?an realizado por parte de la FACH, hasta suspenderse la b?squeda, 66 misiones sin resultados.
Carlos Garc?a, solicit? tres helic?pteros Bell UH-1 e inmediatamente se trasladaron hacia el sector Los Maitenes de Curic? para organizar de inmediato el rescate. Hab?a un gran inconveniente, se hab?a levantado una densa niebla y eso en circunstancias normales habr?a frenado la tarea de rescate, pero se decidi? proseguir a pesar de que la visibilidad no era mayor a 100 m.
Una vez en Los Maitenes, los rescatistas interrogaron a Parrado y a Canessa. La niebla se levant? a eso de las 12:00 y Parrado sirvi? de gu?a a los helic?pteros, Parrado abord? el UH-89 con Garc?a al mando, y fue seguido por el UH-91 a cargo de Massa, con un equipo del SAR (Servicio A?reo de Rescate). El tercer aparato qued? en reserva en el lugar que ya estaba siendo invadido por periodistas.
El UH-89 y el UH-91 remontaron con gran dificultad las alturas debido a la escasez de corrientes c?lidas y falta de aire suficiente para el correcto funcionamiento de los rotores.
Una vez a la vista el sitio del accidente, los pilotos chilenos comprendieron que el rescate iba a ser muy dif?cil debido a la pendiente del terreno, pero mientras los 14 sobrevivientes saltaban jubilosos y gritaban de alegr?a.
Cuando aterrizaron sobre un solo Skid para afirmarse en la nieve, los rescatistas del SAR descendieron mientras los sobrevivientes intentaban abordar los helic?pteros, hubo instantes de angustia ya que a pesar del fam?lico estado de los sobrevivientes, su n?mero gener? un sobrepeso que exced?a los l?mites de carga del UH-Bell, por lo cual hubo que hacer descender a algunos de ellos llegando incluso a usarse la fuerza bruta para evitar un nuevo desastre en el lugar.
Finalmente aquel d?a se rescat? a siete de los sobrevivientes repartidos en ambos aparatos, el resto de ellos tuvo que permanecer una noche m?s en el lugar del accidente, aunque esta vez lo hicieron en compa??a de miembros del equipo de rescate. Al d?a siguiente son rescatados los ?ltimos sobrevivientes traslad?ndolos en helic?pteros a Santiago para ser atendidos por m?dicos.
Uno de los miembros del SAR que pas? aquella ?ltima noche entre los restos del siniestro, contar?a m?s tarde: -" el avi?n estaba partido y sin alas, el piloto a?n estaba en su puesto, pero su cabeza hab?a desaparecido y solo quedaba el mu??n de la columna asom?ndose por la ventanilla, hab?a escenas de canibalismo evidente, ya que alrededor y debido al deshielo, dejaba entrever restos humanos"-
Los equipos de rescate contaron 11 cuerpos descuartizados, y los dem?s en calidad de reserva. Los rostros de los sobrevivientes mostraban las penurias padecidas y un color amarillo-rosado extra?o, con la piel pegada a los huesos.
Roberto Canessa describir?a as? el momento del impacto:
-" Recuerdo un poco el impacto...Me golpe? la cabeza y adem?s me qued? un ojo hinchado, el impacto no fue tan fuerte como debiera haber sido...el avi?n empez? a deslizarse y se fue frenando, as? el golpe no fue tan intenso... Fuente: Roberto Canessa al periodista Jorge Abasolo-El Mercurio (diciembre de 2007)
A pesar de las dudas iniciales, los sobrevivientes pronto reconocen y justifican que han debido recurrir a la antropofagia para poder sobrevivir. En un principio lo negaron, alegando que en Mendoza adquirieron grandes cantidades de chocolates, conservas, queso y licores. Pero el hecho quedo al descubierto cuando los diarios chilenos El Mercurio y La Tercera de la Hora publicaron fotograf?as de restos humanos cerca del fuselaje, tomadas por el Cuerpo de Socorro Andino (CSA) y que no se hab?an dado a conocer. Los supervivientes se vieron obligados a dar una conferencia de prensa para hablar del asunto. Agradecieron profundamente la comprensi?n de familiares de los fallecidos, quienes los apoyaron en todo momento: "Ellos (los familiares) dijeron que menos mal que hab?a 45 para que podamos tener 16 hijos de vuelta. Nos quieren como hijos. Supongo que en su yo m?s ?ntimo cuando nos ven piensan por qu? sobrevivimos nosotros y no sus hijos. Es un sentimiento humano l?gico".
Cronolog?a resumida
Octubre de 1972
Jueves, 12 de octubre - D?a 0 (cero)
Parte el avi?n con 40 pasajeros y 5 tripulantes
Viernes, 13 de octubre - D?a 1
Se estrella el avi?n. 7 pasajeros salen despedidos y 6 fallecen en el choque. Hay 32 supervivientes.
S?bado, 14 de octubre - D?a 2
4 personas m?s mueren durante la madrugada y el d?a. (Muertos: 10, Desaparecidos: 7, Supervivientes: 28)
S?bado, 21 de octubre - D?a 9
Muere Susana Parrado. (Muertos: 11, Desaparecidos: 7, Supervivientes: 27)
Martes, 24 de octubre - D?a 12
Una expedici?n localiza a 6 de los 7 desaparecidos (excepto a Carlos Valeta). (Muertos: 17, Desaparecidos: 1, Supervivientes: 27)
Domingo, 29 de octubre - D?a 17
8 personas mueren por la avalancha. (Muertos: 26, Supervivientes: 19)
Noviembre de 1972
Mi?rcoles, 15 de noviembre - D?a 34
Muere Arturo Nogueira. (Muertos: 27, Supervivientes: 18)
S?bado, 18 de noviembre - D?a 37
Muere Rafael Echavarren. (Muertos: 28, Supervivientes: 17)
Diciembre de 1972
Lunes, 11 de diciembre - D?a 60
Muere Numa Turcatti. (Muertos: 29, Supervivientes: 16)
Mi?rcoles, 20 de diciembre - D?a 69
Sergio Catal?n localiza a Canessa y Parrado.
Jueves, 21 de diciembre - D?a 70
Canessa y Parrado son rescatados. (Rescatados: 2, Supervivientes: 14)
Viernes, 22 de diciembre - D?a 71
6 de los supervivientes son rescatados. Los 8 restantes tendr?n que esperar una noche m?s. (Rescatados: 8, Supervivientes: 8)
S?bado, 23 de diciembre - D?a 72
Los 8 supervivientes restantes son rescatados. (Rescatados: 16)
Sepultura de las v?ctimas
Un mes m?s tarde, una expedici?n por tierra y aire llega al lugar del accidente. Los restos de los fallecidos fueron enterrados en un lugar situado a ochocientos metros del avi?n, sin riesgo de aludes. Sobre la tumba se coloc? una cruz de hierro en honor de las v?ctimas. Sobre ella, escrito en el metal, de un lado a?n se puede leer: "El mundo a sus hermanos uruguayos", y por el otro: "M?s cerca, oh Dios, de ti." Lo que qued? del fuselaje fue quemado para frustrar a los buscadores de curiosidades.
Excursiones al Glaciar de las L?grimas
Todos los veranos cientos de personas de todas partes del mundo visitan el lugar como una forma de rendir un justo homenaje a las v?ctimas y sobrevivientes, e intentar comprender in situ la magnitud de la proeza.
La traves?a es de 3 d?as. Se parte en veh?culos todo terreno desde el pueblo de El Sosneado hasta el Puesto Araya, pr?ximo al abandonado hotel Termas de El Sosneado. Desde all? se marcha en caballos y mulares, pasando la noche en un campamento en la monta?a. A la ma?ana siguiente, se trepan hasta los 3500 msnm, llegando hasta el Glaciar las L?grimas donde se encuentran los restos de la tragedia. All? los gu?as narran como fue la dura experiencia.
El lugar contiene a?n evidencias f?sicas del accidente a?reo. El avi?n fue quemado con gasolina tras dar sepultura a las v?ctimas. Tambi?n se coloc? una cruz conmemorativa en el lugar de los hechos.
Supervivientes
Fueron 16 los supervivientes, ninguno de ellos tripulante, y solo cinco jugadores del Club Old Christians:
Pedro Algorta, 21 a?os al momento del rescate
Roberto Jorge Canessa Urta, 19
Alfredo Daniel "Pancho" Delgado Salaberri, 25, cumplidos en la cordillera
Daniel Fern?ndez Strauch, 26
Roberto Fernando Jorge "Bobby" Fran?ois ?lvarez, 21, cumplidos en la cordillera
Roy Alex Harley S?nchez, 20
Jos? Luis Nicol?s "Coche" Inciarte V?zquez, 24
?lvaro Mangino Schmid, 19
Javier Alfredo Methol Abal, 38
Carlos P?ez Rodr?guez, 19, cumplidos en la cordillera
Fernando Seler "Nando" Parrado Dolgay, 23, cumplidos en la cordillera
Ram?n Mario "Moncho" Sabella Barreiro, 21
Adolfo Luis "Fito" Strauch Urioste, 24
Eduardo Jos? Strauch Urioste, 25
Antonio Jos? "Tintin" Viz?ntin Brandi, 19
Gustavo Zerbino Stajano, 19
Fallecidos: los que no volvieron
Francisco Domingo Abal Guerault, 21
Gast?n Costemalle Jardi, 23
Rafael Echavarren V?zquez, 22
Coronel Julio C?sar Ferrad?s Ben?tez, 39, piloto
Guido Jos? Magri Gelsi, 23
Jorge Alexis Houni? Sere, 20
Teniente coronel Dante H?ctor Lagurara Guiado, 41, copiloto
Felipe Horacio Maquirriain Ibarburu, 22
Graciela Obdulia Augusto Gumila de Mariani, 43
Julio Mart?nez Lamas, 24
Teniente Ram?n Mart?nez Rezende, 30, navegante
Daniel Agust?n Maspons Rosso, 20
Juan Carlos Men?ndez Villaseca, 22
Liliana Beatriz Navarro Petraglia de Methol, 34
Esther Horta P?rez de Nicola, 40
Francisco Nicola Brusco, 40
Gustavo Diego Nicolich Arocena, 20
Arturo Eduardo Nogueira Paullier, 21
Eugenia Dolgay Diedug de Parrado, 50
Susana Elena Alicia Parrado Dolgay, 20
Marcelo P?rez del Castillo Ferreira, 25
Enrique Platero Riet, 22
Sargento Ovidio Joaqu?n Ram?rez Barreto, 26, asistente de vuelo
Sargento Carlos Roque Gonz?lez, 24, mec?nico
Daniel Gonzalo Shaw Urioste, 24
Diego Storm Cornah, 20
Numa Turcatti Pesquera, 24
Carlos Alberto Valeta Vallendor, 18
Fernando V?squez Nebel, 20
Homenajes
La Biblioteca Nuestros hijos
Las madres de los j?venes que fallecieron en el accidente a?reo en 1973 decidieron fundar en Uruguay, la "Biblioteca Nuestros Hijos" dedicado a la promoci?n de la lectura y la instrucci?n. El lema de la biblioteca es: VALOR Y FE. "El dolor por la p?rdida de sus hijos las uni? y su enorme generosidad las llev? a transformarlo en un motor para construir realidades positivas"
"Para mantener vivo el recuerdo de los que no volvieron del accidente ocurrido el 13 de octubre de 1972 en la Cordillera de los Andes, sus madres fundamos esta biblioteca. Cada estudiante, cada lector, es recibido aqu?, en nombre de nuestros hijos"
Roberto Canessa es hoy en d?a un reconocido cardi?logo. Jam?s ha dejado de expresar sus agradecimientos por el rescate.
El 4 de septiembre de 2010, cuatro supervivientes de esta tragedia llegaron a Chile a saludar a los mineros de la mina de San Jos? y a sus familias y les dedicaron unas palabras de aliento y optimismo.
En octubre de 2012 se conmemoran los 40 a?os de este intenso acontecimiento. Los sobrevivientes viajaron a Chile, donde participaron en varios eventos recordatorios.
Fuente:
www.wikipedia.com