Memorando del teniente primero AP Pedro Garezon Thomas sobre el combate naval de Angamos

De Wikisource, la biblioteca libre.



"Despues de abordado el Huascar , por embarcaciones al mando de tenientes del Cochrane y del Blanco Encalada , yo me negue a ser conducido prisionero con los unicos tres oficiales de Guerra de la dotacion que quedaron conmigo en combate; tenientes segundos SS. Canseco y Santillana y alferez Herrera. La razon fue por no haber encontrado hasta esos momentos (11h 50 a.m.) los restos del Contralmirante Grau, y haber sido yo el ultimo en quien habia recaido el mando del buque.

El primer teniente senor Simpson, que era el jefe de los que abordaron el Huascar , me manifesto con su silencio que podia continuar a bordo, y, en efecto, todos los demas fueron conducidos prisioneros a los blindados, y yo permaneci a bordo hasta las 4 o 5 de la tarde.

Cuando las dos bombas enemigas destruyeron la torre del comandante, cayo un cuerpo a la cubierta del sollado de la torre de combate y a la voz de ¡ha muerto el comandante! ese cuerpo fue llevado a la camara. Por el humo que cubria todo el sollado y pasajes de combate, no se pudo reconocer el cadaver, asi es que durante el combate estabamos en la creencia de que el cadaver del Contralmirante estaba en la camara de popa.

Cuando me quede solo, me dirigi inmediatamente a la camara de popa y todos mis trabajos fueron inutiles: entre todos los cadaveres no se encontraba el que yo buscaba.

Momentos despues se acerco a mi el primer teniente senor Goni (hoy comandante del Blanco ); me pregunto por lo que yo con tanto interes buscaba, y le conteste: lo he buscado en las dos camaras, el cuerpo que trajeron fue del primer teniente Ferre, el cual se ha encontrado integro, vamos a la torre del comandante a buscarlo, a lo que me respondio Goni: "Aguardemos un momento para que acaben de apagar el incendio en la torre".

Media hora despues se acerco un marinero donde su teniente Goni y le dijo que ya podiamos pasar a la torre. Con este aviso salimos a la cubierta; Goni se quedo al costado de la torre y al lado de afuera, y yo penetre en ella por el lado de babor y por el gran boquete que habian abierto las dos bombas enemigas que atravesaron la torre del Comandante, en la direccion de la amura de estribor a la aleta de babor.

Rebuscando los escombros dentro de la torre encontre, confundido con las astillas de madera y pedazos de fierro, que ahi existian, al lado de estribor y como a la altura de un metro, un trozo de pierna blanca y velluda, solo desde la mitad de la pantorrilla al pie, el que estaba calzado con botin de cuero; y la capellada del botin habia desaparecido como si se la hubiese cortado cuidadosamente con una cuchilla muy fina sin danarse la suela ni las unas de los dedos que estaban completamente desnudos; por la situacion de ellos conoci que era pierna derecha; esto fue todo lo que encontre de 4 a 5 de la tarde.

Como el teniente Goni se hallaba en la cubierta y al costado de la torre esperando el resultado, le pase por encima de la torre el unico resto que quedaba de nuestro Contralmirante; el llamo entonces a un sargento y la pierna fue envuelta en un pabellon de bote.

En una falua del Blanco nos embarcamos las tres personas que fuimos autores de esta triste escena y conducimos, a bordo de dicho buque, ese pedazo de la patria querida.

El teniente Goni, que tanto interes manifesto porque se recogieran, fue desde ese momento el custodio de ellos, y se colocaron dentro de un aparato con alcohol a bordo del Blanco .

Esa misma noche nos trasladaron del Blanco al transporte Copiapo , y al dia siguiente, el jueves 9, me mando el Comandante General senor Riveros, a un oficial para decirme que nombrara a uno de mis oficiales para que pusiera en tierra, (Mejillones de Bolivia), las marcas correspondientes a los cadaveres que se iban a sepultar. Yo envie a esa comision al inteligente contador Juan Alfaro, y a su regreso me dio parte de que todos los cadaveres quedaron sepultados y que los restos del Contralmirante quedaban en una cajita, habiendose puesto como distintivo una cruz de madera con letras negras. El teniente Goni dejo tambien marcado ese sitio con una banderita peruana.

Los cadaveres de Elias Aguirre 2º Comandante, y de los tenientes primeros Ferre y Rodriguez, quedaron igualmente sepultados y con sus nombres en sus respectivas cruces.

Yo tengo la plena seguridad que esos restos son del Contralmirante Grau: 1º porque yo habia estado sirviendo con el cinco anos y lo conocia bastante, y 2º porque en la torre del comandante no estaban mas personas que el y su ayudante Ferre; el cuerpo de este se encontro integro: luego, lo que en ese lugar encontre, tenia que ser del Contralmirante Grau.

El hoy obispo de Chile, Ilustrisimo senor Fontecilla, fue el primero que le dijo una misa en Mejillones de Bolivia al Contralmirante.

Poco tiempo despues el senor Contralmirante Viel, de la marina de Chile, pidio a su Gobierno por medio de una solicitud, que le permitiera trasladar los restos de Grau al mausoleo de su familia en Santiago (el Contralmirante Oscar Viel y Toro, casado con la hermana de dona Dolores Cabero, esposa de Grau, era concunado del Contralmirante Miguel Grau Seminario), donde se encuentran los restos del Ilustre General Viel, veterano de la Independencia.

El 22 de junio ultimo el Ministro del Peru don Carlos Elias, fue en persona a dicho mausoleo para hacer la traslacion de los restos a la urna en que fueron conducidos al Peru. Yo hable con nuestro indicado Ministro, el dia siguiente de la traslacion, y segun todas las explicaciones que me dio en la casa Legacion en Santiago, los restos que traslado eran los mismos que yo saque de la torre el dia del combate, y son tambien los que existen hoy en el cementerio de Lima.

Al entrar en combate el Contralmirante vestia pantalon azul sin galon, levita-paletot de pano castor del mismo color con tres botones prendidos en las bocamangas; llevaba prendidas las presillas de Capitan de Navio, calada la gorra con placa y calzado botines de cuero con elasticos. La espada se la llevo a la torre su mayordomo Alcibar, poco antes de entrar en combate. El Contralmirante no llego a usar a bordo el uniforme de su clase ni arbolo su insignia de Contralmirante.

Mi puesto a bordo, durante este episodio tan memorable, era el de Oficial de Derrota y Senales, y mi clase la de teniente primero".


  • Memorando del teniente primero AP Pedro Garezon Thomas, ultimo comandante del "Huascar" el 4 de setiembre de 1890