한국   대만   중국   일본 
Sierra Leona: fin de la misi?n de paz de la ONU (El Pa?s, 7 - I - 2006)
The Wayback Machine - https://web.archive.org/web/20120204004939/http://www.cesarsalgado.net/200601/060107.htm

El Pa?s - S?bado, 7 de enero de 2006

Sierra Leona, un pa?s hastiado de guerra

La ONU pone fin a su misi?n de paz en el pa?s africano sin que hayan desaparecido las causas del conflicto civil

RAM?N LOBO (enviado especial). Freetown.

Dos equipos de militares nigerianos juegan al f?tbol sobre la hermos?sima playa de Lumley en Freetown. Desde uno de los chiringuitos, los antiguos ni?os soldado Ab?, Filare y Sasko celebran divertidos, cerveza en mano, las torpezas de uno de los porteros. Hace seis a?os eran sus enemigos. Es la paz que trae im?genes extra?as. Los altavoces del bar escupen una de las canciones de moda: "?Basta de corrupci?n! Seas bueno o malo, rico o pobre, di ?basta!". Es de Daddy Saj, uno de los iconos de la nueva Sierra Leona.

Ese atardecer id?lico de soldados futbolistas, espectadores guerrilleros y coches autoescuela serpenteando por la carretera playera esconde otra realidad, la de una paz imperfecta que no es la que aparece en la fotograf?a oficial de la ONU.

Cuatro a?os despu?s del final de una de las guerras m?s crueles del continente, Naciones Unidas deja Sierra Leona, tras haber finalizado el 31 de diciembre su misi?n de mantenimiento de la paz, que lleg? a ser (en marzo de 2001) la m?s importante de la organizaci?n, al contar con diecisiete mil quinientos "cascos azules".

Ahora, sin muletas exteriores, retorna el fantasma del miedo y las pesadillas de mayo de 2000 cuando el Frente Revolucionario Unido estuvo a punto de tomar Freetown, pese al despliegue de la ONU. Han pasado los a?os y ya no hay guerrilla ni soldados brit?nicos para defender in extremis la capital, s?lo queda esa paz imperfecta que no sale en las fotos y las causas que provocaron y alentaron la rebeli?n de 1991.

"No estoy contenta de que Naciones Unidas se vaya", confiesa Joy Samak?, empresaria sierraleonesa de sesenta y nueve a?os y ex colaboradora de la ONU en Nueva York. "Los chicos que hicieron la guerra siguen en la calle y no hay empleos para ellos [El 68% de la poblaci?n vive con menos de un euro al d?a y s?lo 65 000 de los 5,3 millones de habitantes tienen salario fijo]. La ONU no ha creado en estos a?os las condiciones de una verdadera paz. Es una organizaci?n dise?ada por blancos para arreglar sus problemas despu?s de la II Guerra Mundial y que no ha sabido en todos estos a?os adaptarse a las necesidades de ?frica y del Tercer Mundo".

En las atascadas calles de Freetown apenas se ven mutilados, el s?mbolo de un conflicto que cost? la vida a m?s de cincuenta mil personas. El campamento Sinan Fakwamu for Tumara (Esperanza para Ma?ana), en donde viv?an cientos de ellos, ha sido reemplazado por un bullicioso mercado.

El Gobierno envi? a los lisiados a casa, y los que se negaron, por temor o porque carec?an de familia, fueron recolocados en seis campamentos del extrarradio, lejos de la vista y de la memoria de todos.

Dos calles abajo, junto a un restaurante coronado por un Pap? Noel hinchable, un cartel publicitario alerta del riesgo del sida, otro de los problemas nacionales: "El futuro est? en nuestras manos". Se trata de una frase desafortunada, sin tacto, pues fue el eslogan gubernamental de las elecciones de 1996 y al que la guerrilla respondi? con una brutal campa?a de amputaciones.

Lejos de Oriente Pr?ximo, Sierra Leona es a su manera otro campo de batalla espiritual: imanes y predicadores enviados desde Estados Unidos pugnan por la salvaci?n de cada alma en un pa?s de mayor?a animista. Los "poda poda" (taxis colectivos) circulan engalanados con dibujos y mensajes religiosos. Uno de ellos ha resuelto el dilema con sabidur?a popular: "Dios bendiga a Al?".

Elisa, monja clarisa mexicana que dirige un colegio cat?lico con dos mil doscientas ni?as en Lunsar, conoce esa realidad y evita proclamar sus ?xitos: "Vienen porque les damos de comer; si llegara otro que les diera tambi?n de cenar cambiar?an de escuela".

De una tiendezuela del centro de Freetown brota otra canci?n protesta: "Bordor Bele", de Emerson, un juego de dobles sentidos entre el vientre de las embarazadas y las panzas de los corruptos. El "padre" de estos m?sicos es Johnny B, reconvertido en empresario a sus treinta y seis a?os. "Tengo que ser optimista, pero las causas de la guerra siguen ah? fuera: pobreza, injusticia y corrupci?n. Ser?amos los m?s idiotas del mundo si permiti?semos que volviera a estallar. La mejor noticia es que estamos hartos de tanta guerra".

Johnny B no oculta su admiraci?n por Sasko, de 19 a?os, que aprendi? hace cinco a tocar el piano el?ctrico en el programa de recuperaci?n de ni?os soldado del misionero espa?ol Chema Caballero en la aldea de Lakka y que ahora sue?a con grabar en Europa.

El 26 de noviembre Sasko, que a?n conserva ese teclado a pilas, cant? en el estadio de Freetown ante veinte mil personas en un concierto organizado por Naciones Unidas. "War don don. Peace don kam" fue el lema (La guerra termin?. Lleg? la paz). Sasko no se arrug? ante las autoridades y escogi? una de sus letras m?s ?cidas. Su primer disco, que acaba de salir, ha sido financiado con ayuda de antiguos ni?os soldado.

Chema Caballero tiene su nueva misi?n al norte del pa?s, en Madina, en plena selva. "Es un lugar interesante: fue ocupado por la guerrilla durante casi toda la guerra y por eso apenas hubo destrucci?n. Ahora conviven ex guerrilleros y v?ctimas. Trabajamos por una reconciliaci?n real". Las filias futboleras del misionero javeriano se han trasladado al campo de juego donde dos equipos (mitad de ex combatientes, mitad de refugiados) llevan el nombre del Real Madrid.

Es viernes, d?a de partido y de mercado. De la vecina Guinea-Conakry cientos cruzan el r?o Kolente para comerciar. Si estallara una guerra al otro lado, como muchos predicen a la muerte del dictador Lansana Cont?, Sierra Leona estar?a de nuevo en grave peligro.

"No les abandonamos", exclama V?ctor da Silva Angelo, representante especial adjunto de Kofi Annan en Sierra Leona. "Naciones Unidas no se va, s?lo transforma su misi?n: pasamos de una de mantenimiento a otra de construcci?n de la paz". El portugu?s Da Silva Angelo estar? al frente de una peque?a oficina de ciento cincuenta expertos cuya labor concluir?, probablemente, en las elecciones presidenciales de 2007.

El representante especial recuerda que la seguridad del pa?s y la de su Tribunal Especial de la ONU (que apenas dispone de fondos) estar?n garantizadas por los quince mil "cascos azules" desplegados en Liberia, que tambi?n acaba de emerger de una larga guerra civil, y que tienen mandato para intervenir si las circunstancias lo demandaran.

Bokie Kandeh acaricia un sue?o: que al menos una persona sepa leer y escribir en cada una de las ciento ochenta aldeas de su "reino". ?l, que gobierna su territorio con el sobrenombre de Arafan Mumini II, es uno de los ciento cuarenta y nueve "paramount chief" de Sierra Leona, reyes que ten?an el derecho sobre la vida de personas y animales antes de la llegada de los brit?nicos.

Mumini II est? quejoso porque lleva seis meses sin cobrar su salario estatal y no deja de tener encontronazos con el gobernador regional elegido en 2004. La convivencia entre el sistema tradicional y la descentralizaci?n sugerida por el Banco Mundial ha generado en conflictos y multiplicado la corrupci?n.

"Sierra Leona es un Estado soberano con los recursos necesarios para resolver sus problemas y no debe esperar a que todo se lo arregle la ONU", asegura Ibrahim Kangbo, presidente de la Asociaci?n de Periodistas de Sierra Leona y editor del peri?dico "El Nuevo Ciudadano". Kangbo ha tenido que lidiar, como presidente de la Asociaci?n, con el "caso Paul Kamara", periodista que estuvo dos a?os en la c?rcel por insultar al presidente cuando s?lo recogi? las cr?ticas de un informe internacional, y el de Harry Jansaneh, asesinado a palos por el hijo de un diputado ofendido por sus trabajos.

Pese a los esfuerzos de la ONU (ha requisado 42 330 armas y m?s de un mill?n de piezas de munici?n y desmovilizado a 75 000 combatientes), Sierra Leona no ha logrado limpiar su imagen de pa?s peligroso. El concierto "War Don Don" con el que se quiso celebrar el cumplimiento de la misi?n no pudo contar con artistas internacionales de relieve, aunque el senegal?s Youssou N'Dour estaba dispuesto, porque ninguna aseguradora, ni la de Naciones Unidas, quiso asumir el riesgo. No es el caso del aluvi?n de oportunistas y aventureros (y alg?n empresario) que aterrizan en este pa?s de playas paradis?acas en busca del man? en las minas de diamantes de Kono o en las de rutilo de Kanema.

Al anochecer, Freetown se disfraza de ciudad son?mbula. La ?nica iluminaci?n de las calles son las miles de lamparitas de petr?leo con las que los vendedores callejeros alumbran su oferta. En las colinas se ven algunas casas encendidas y se escucha el zumbido constante de los generadores, el ?nico medio para obtener luz el?ctrica en la capital y en las ciudades de Kono y Kanema, donde est? la riqueza. El resto del pa?s pertenece al mapa de la oscuridad y al de la miseria (Sierra Leona ocupa el pen?ltimo lugar en el ?ndice de Desarrollo Humano de 2005 del PNUD). Cuando se pregunta por qu? nada funciona, la mayor?a responde resignada: "Na de system" ("As? son las cosas"). Pero otros como Raquel sonr?en, se encogen de hombros y desempolvan un viejo refr?n sierraleon?s que, en este caso, es el de la esperanza: "Incluso el agua sucia apaga fuegos".


Enlaces relacionados: