EJE TEM?TICO I. EL PERIODISMO DE INVESTIGACI?N
Tomado de: Gerardo Reyes(1999). Periodismo de investigaci?n, Trillas, M?xico.
ANTECEDENTES
De la modernidad se desprenden proyectos y productos que son posibles
catalogarlos dentro de las categor?as de lo culto, lo popular y lo masivo.
Dentro de este esquema, el periodismo fue y sigue siendo masivo, ya que desde la
aparici?n de la imprenta en 1455 se posibilit? la difusi?n masiva de textos
antes s?lo destinados a una ?lite.
Por ser ef?mera, la actividad period?stica estaba ubicada en un lugar
secundario, en una ?poca donde lo realmente importante era lo duradero. El
?mbito del periodismo se defin?a ?nicamente por el g?nero noticia, que a su vez
se caracterizaba por la actualidad, la novedad, lo verdadero y lo objetivo.
El ejercicio period?stico se caracteriz? desde un principio por un alto grado de
subjetividad, porque los medios masivos de comunicaci?n fueron usados como
instrumentos de propaganda y de opini?n. Ante ello, la funci?n period?stica se
transform? paulatinamente para quedar limitada al aspecto informativo y a
mediados del siglo XX, se incluy? el an?lisis y en consecuencia, el aspecto
subjetivo que propici? el nacimiento del periodismo interpretativo, donde los
valores se concentran en la honestidad y el compromiso pol?tico y social.
De esta alternativa, llamada periodismo interpretativo surgida a mediados del
siglo XX, se deriv? de manera actualizada, la modalidad period?stica conocida
como periodismo de investigaci?n.
De estirpe neoyorkina, el llamado nuevo periodismo empez? a practicarse a
mediados de los a?os 60 en la revista Esquiere y el suplementos New York del
desaparecido diario the New York Her?ld Tribune. Varios de los colaboradores de
New York que sobrevivir?a como publicaci?n independiente dirigida por Clay
Felker al finiquitarse el peri?dico descre?an de los convencionalismos propios
de la gran prensa norteamericana y procedieron a romper las reglas de la
?objetividad? la imparcialidad y la suposici?n de que el periodista no piensa ni
debe externar juicios de valor o adjetivos innecesarios.
Tom Wolfe te?rico y practicante de El nuevo periodismo confiesa que por primera
vez oy? hablar de Nuevo Periodismo hacia 1966, pero no desconoce que ya en la
d?cada de los 50 se estaba fraguando desde las p?ginas de True y The New Yorker
justamente cuando ?la novela lanzaba sus ultimas llamaradas como sancta
sanctorum? es decir, cuando la novela languidec?a como g?nero y se encontraba en
un callej?n sin salida.
Carlos Monsivais admite que el nuevo periodismo desea aprovecharse de la llamada
?crisis de la novela? y ?declara abolidas las fronteras convencionales entre
reportaje y cr?nica y participa de beneficios, prejuicios y t?cnicas de
historia, antropolog?a social, sociolog?a, psicolog?a, novela, pol?tica, adem?s
de referencias extra?das de la mitolog?a cinematogr?fica o de la cultura
televisiva o del catalogo de los grandes almacenes o de la haza?as de la
sociedad de consumo y el show business?.
Este fen?meno desinhibido, que quiere fundir la novela y el reportaje en un solo
g?nero, que no se abstiene de interpretar ni de recrear, ?reacciona contra el
trabajo de los reporteros tradicionales pasivos, gris?ceo, informe y desea
impregnar de apremio estil?stico est?tico las fortalezas habituales donde se
empobrece se burocratiza o se degrada el lenguaje. Interpretar para el nuevo
periodismo, es en lo primordial cuesti?n de formar enuncia Carlos Monsivais,
antes de concluir: hay que negar el dictum de Oscar Wilde: el periodismo es lo
que no se puede leer y literatura lo que no se lee?.
Lo que los ?nuevos periodistas? se proponen es ocupar el sitio privilegiado de
los autores de novelas el sitio privilegiado de los autores de novelas mediante
el realismo provocador, irreverente y agresivo de sus textos y una clara
voluntad de estilo.
El reportero no desaparece, como en la nota informativa convencional que cubre
el espectro qu? ? qui?n - d?nde - cuando - c?mo - y por que sino todo lo
contrario se involucra como protagonista en la historia que reportea y redacta
sin desde?ar ninguno de los recursos di?logos, descripciones, mon?logos
interior, reflexiones en say?sticas, caracterizaciones de los reportajes, punto
de vista narrativo, manejo del tiempo de que dispone un novelista en su arsenal
literario.
La semejanza entre la novela realista del siglo XIX y el reportaje ha hecho a
muchos cr?ticos preguntarse si no eran ya ?nuevos periodistas? Daniel Defoe,
Stephen Crene y Mark Twain, Balzac y Zola. Diario del a?o de la peste, de Daniel
Defoe; Vida en el mississippi, de Mark Twain; la jungla, de Upton Sinclair o
entre nosotros El aguila y la serpiente de Mart?n Luis Guzm?n, no combinaban ya
el relato literario y el reportaje que realizaban para documentarse.
En efecto estos libros son antecedentes del nuevo periodismo tanto o menos que
Hiroshiba de John Hersey, que apareci? integro en un numero de The New York en
1946 pero lo que sucedi? en los 60 fue que los nuevos periodistas promovieron
una rebeli?n radical contra las costumbres y las formulas tradicionales del
quehacer period?stico y sobre todo asumieron una actitud mas participativa y
osada lo que distingue al nuevo periodismo en su manera de encarar los hechos y
sus personajes el papel activo que nuevo el periodista en la historia, su
compromiso con una idea pol?tica como dice Carlos Monsivais y su identificaci?n
con uno de los lados del asunto para dedicarse a interpretar desde all?.
El estilo como juicio moral y pol?tico, la implicaci?n de que el tema refleja a
la sociedad en su conjunto ka intenci?n de penetrar en las mentes de asesinos,
motociclistas, g?ngster y pol?ticos, construyeron para Monsivais las
caracter?sticas del nuevo periodismo.
Pero sobre todo en dos formas difiere el nuevo periodismo del reportaje
convencional: en la relaci?n del reportero con la gente y los acontecimientos,
puesto que al describirlos refleja nuevos valores y actitudes, y en la
transformaci?n radical de la noticia mediante el uso de mecanismos novel?sticos
como el punto de vista, la manipulaci?n del tiempo hacia atr?s o adelante y el
retrato escrito.
Uno de los libros en que mejor se profundiza en esta diferencia es Realidad y
Ficci?n. El nuevo periodismo y la novela de no ficci?n de John Hollwell el
profesor de la universidad de Arizona observa que el nuevo periodista va mas
all? de la versi?n oficial de las cosas y suele ser ?francamente cr?tico de los
poderosos intereses que controlan la difusi?n e las noticias?. No se resigna a
los boletines de prensa del poder ni guarda deferencias alguna hacia los
funcionarios p?blicos. Le arrebata la iniciativa a los directores de
comunicaci?n social o jefes de relaciones publicas y no se limita a transcribir
sus declaraciones. Todo lo contrario: ?lucha por revelar la historia oculta tras
los hechos superficiales?.
?Las crecientes tendencias hacia el reportaje a fondo en el periodismo de
revista y de peri?dico han conducido a una mayor libertad para los escritores en
t?rminos de forma y estilo, escribe Hollowell lo propio y distintivo del nuevo
periodismo es su lenguaje, su estilo?, su diversidad de puntos de vista, sus
caracterizaciones a trav?s del habla de sus personajes o tomando en cuenta sus
modos de vida y sus formas de pensar.
Si busca un estilo literario comparable al de ficci?n es para dar una mayor
dimensi?n psicol?gica, social ideol?gica a los personajes reales que aparecen
detr?s de la noticia. Su af?n es liberar al reportaje de las formulas
anquilosadas impuestas por la redacci?n de las agencias. El periodista no es una
maquina no es una grabadora no es una taquimecan?grafa no es un procesadora
electr?nica de palabras. Es un escritor no se intimida ante la inconmovible
estructura elemental de los p?rrafos compuestos por hechos y citas
entrecomilladas: intenta mejor reconstruir una experiencia y hacerla sentir al
lector. Aspira a conmoverlo utiliza las herramientas de la narrativa para dar un
cuadro, un contexto vivo, y procede de escena una escena como los novelistas o
lo narradores cinematogr?ficos en vez de perge?ar un resumen de los sucesos y
las acciones o una cronolog?a as?ptica por ello en lugar de cita y par?frasis
registra completos los di?logos a fin de identificar en lo posible los procesos
mentales que ocurren detr?s de los discursos. Y cuando se trata de caracterizar
a los personajes se vale de todo: los m?nimos detalles de su status, sus
vestidos, sus casas, sus muebles, su manera de mesa, sus gustos, sus modos de
comer sus desplantes, sus propiedades materiales en fin de todos los factores
?por medio de los cuales la gente experimenta su posici?n en el mundo?.
Quien de alguna manera percibi? esta riqueza de posibilidades fue Truman Capote.
Despu?s de convivir durante cinco a?os con los autores de un oscuro asesinato en
un poblado de Kansas, publico en 1966 A sangre fr?a. El novelista neg? que su
obra perteneciera al periodismo y afirmo que hab?a inventado un nuevo genero
literario ?la novela de no ficci?n?. A pesar de ello, dice Tom Wolfe, el ?xito
de A sangre fr?a dio al nuevo periodismo un impulso arrollador. Tanto que muy
pronto Norman Mailer se puso a escribir los ej?rcitos de la noche en 1968, en el
que cuenta, incluy?ndose como personaje y refiri?ndose a s? mismo en tercera
persona, los pormenores de una gigantesca manifestaci?n contra la guerra de
Vietnam. ?Hacia 1969 no exist?a en el mundo literario nadie que se atreviera a
desechar llanamente al nuevo periodismo como genero literario menor?, recuerda
Tom Wolfe.
Y es esa precisamente la circunstancia que particulariza al nuevo periodismo
como un fen?meno de raigambre t?picamente norteamericana: la guerra de Vietnam.
Por ello mismo cuentan entre sus reporteros m?s acuciosos e implacables aquellos
que se propusieron y consiguieron describir desde el campo de batalla la guerra
concreta, su cotidianidad y su fascinaci?n demencial, contrapuesta a las
estimaciones estad?sticas y las l?neas de pol?tica internacional racionalizadas
desde Washington. Utilizando a discreci?n las t?cnicas del nuevo periodismo, el
ingles Nicholas Tomalin y los norteamericanos Michael Herr. ( autor de Despachos
de guerra y coguionista de la pel?cula Apocalypse Now) y John Sack escribieron
sobre la guerra como muy pocos novelistas lo hab?an hecho en el pasado,
ciertamente con una pasi?n y un punto de vista distintos en muchos sentidos a
los asumidos por Tolstoi, Stendhal, Vistor Hugo, Erich
Maria Remarque o Stephen Crene, quienes como todo el mundo sabe, describieron
grandes batallas militares.
Es cierto que hacia 1966 Nicholas Tomalin ya era un periodista consistente y de
prestigio pero no fue sino hasta que rompi? con las maneras tradicionales de
organizar un reportaje que conmovi? a los lectores ingleses de The sunday times.
Al relatar como el general James f. Hollings Worth ( a quien acompa?? en su
helic?ptero) se condujo en su misi?n de exterminio y ?mato mas vietnamitas que
todas las tropas bajo su mando?, Tomalin despliega una narraci?n con la
distancia y la objetividad estil?sticas de un cuento o un fragmento de novela:
deja que el personaje y los hechos hablen por si solos, hace que el general se
defina por su acciones y sus palabras, para que el lector vaya deduciendo por su
cuenta la locura y el cinismo, la distorsi?n de la realidad, que ?identifica? a
campesinos con guerrilleros, de un guerrero profesional y suicida.
A Tom Wolfe la obra maestra del g?nero Vietnam le parece el cap?tulo que en
Despachos de Guerra Michael Herrr dedica al sitio de khesanh. Uno de los
aciertos del reportero fue no asumir el relato en un tono autobiogr?fico. Su
intenci?n fue mas bien penetrar las mentes de los muchachos que estaban en la
l?nea de fuego y bajo los estallidos de los morteros: como se sent?an, que
pensaban, que dec?an, utilizando indistintamente la primera y la tercera
personas del verbo. ?Creo que hasta ahora nadie ha superado a Michael Herr en su
capacidad de captar los peculiares horrores de la guerra. Ciertamente ning?n
novelista lo ha hecho?, dice Tom Wolfe.? Y no hay duda de que lo mejor que pudo
escribirse de Vietnam vino de nuevo periodismo?.
John Sack, por su parte, entrevist? a los soldados de la compa??a acerca de lo
que les pasaba por la cabeza en los momentos m?s peligrosos del combate; luego,
se las arreglo para que en el relato tanto sentimientos como pensamientos se
integraran a la acci?n que describ?a. En varios tramos de su composici?n,
titulada m, que fue publicada en la revista Esquire, el discurrir de los
combatientes se desliza sin mayores trabas a lo que los novelistas llaman?
mon?logos interior?.
En los a?os subsiguientes puede apreciarse el efecto que entre otras latitudes
tuvieron estas piezas period?sticas, sueltas o rescatadas en antolog?as, y los
libros de Norman Mailer, Truman Capote, Gay Talese, Hunter s. Thompson, et. Al.
Bajo una t?nica parecida, en M?xico Vicente Le?ero escribi? los periodistas y
asesinatos; Hhernan Lara Zavala, Charas; Carlos Montemayor, guerra en el
para?so. En Per?, Guillermo Thordike compuso en forma de libro dos reportajes
novelados: no, mi general y el caso bancheiro. En Colombia, German Castro
Caicedo triungo con el Karina.
En el prefacio a su m?sica para camaleones, breve nota introductoria que
sintetiza todo su arte po?tica, Truman Capote dej? para la posteridad estas
palabras:
?Durante varios a?os me sent? cada vez mas atra?do hacia el periodismo como
forma art?stica en s? misma. Tenia dos razones. En primer lugar, no me parec?a
que hubiese ocurrido algo verdaderamente innovador en la literatura en prosa, ni
en la literatura en general, desde la d?cada de 1920; en segundo lugar, el
periodismo como arte era un campo casi virgen, por la sencilla raz?n de que muy
pocos artistas literarios han escrito alguna vez periodismo narrativo y cuando
lo han hecho, ha cobrado la forma de ensayos de viaje o de autobiograf?as. The
muses are heard me situ? en una l?nea de pensamiento enteramente distinta:
quer?a realizar una novela period?stica?.
PERIODISMO DE INVESTIGACI?N
Ciertamente el trabajo e los reporteros de The Washington Post, Bob Woodward y
Carl Bernstein, coincide para la mayor?a de los lectores con lo que se entiende
por ?periodismo de investigaci?n?. Es una imagen rom?ntica y heroica: dos
j?venes sabuesos de la prensa norteamericana siguen las huelas del esc?ndalo de
Watergate y luego de su detectivesca indagaci?n provocan en 1974 la renuncia del
presidente Richard Nixon. A partir de entonces entre las nuevas generaciones de
estudiantes de periodismo se acrecienta la ilusi?n por este tipo de
?especialidad? period?stica que en rigor no tiene por que ser una rama de la
profesi?n sino el periodismo mismo, bien hecho, de manera responsable y
acuciosa.
En un sentido muy estricto hablar de ?periodismo de investigaci?n? significa
incurrir en un pleonasmo. Se supone que todo periodismo es de investigaci?n. Sin
embargo, en la practica de todos los d?as o todas las semanas no se tiene el
tiempo suficiente para ir a fondo en la investigaci?n de un tema. Por ello se
entiende, en sentido laxo, que el periodismo de investigaci?n es aquel que
comporta la minuciosa y por lo genera dilatada revisi?n e un archivo, el
an?lisis de documentos, el seguimiento y cotejo de ciertos datos, y al final un
trabajo de redacci?n en el que el periodista sabe jerarquizar y organizar por
escrito su material dentro de un contexto justo y significativo. Por eso el
periodista investigador mas que a un detective se aparece a un historiador.
La organizaci?n estadounidense IRE( Investigattive Reporters and Editors ),
fundada en 1975, que tiene su sede en la Universidad de Missouri y que agrupa a
mas de 3,000 periodistas, ha llegado a la siguiente definici?n:
El periodismo de investigaci?n ?es el reportaje, conseguido mediante el trabajo
de un reportero y por su propia a iniciativa, de asuntos de importancia que
algunas personas u organizaciones desean mantener en secreto. Los tres elementos
fundamentales son: que la investigaci?n sea el trabajo de un reportero, no un
informe o una investigaci?n elaborados por otra persona; que el tema del
reportaje sea de suficiente importancia e inter?s para el lector o el
espectador; y el hecho de que otros tengan la intenci?n de ocultar al publico la
informaci?n que se busca). As? los famosos papeles de Pent?gono, que sobre la
guerra de Vietnam y contra la voluntad del gobierno dio a conocer The New York
Times, no seria periodismo de investigaci?n por que fueron deslizados a la
prensa y no eran producto del trabajo de un reportero.
Al menos tres de los m?s importantes libros sobre la materia, Investigative and-
Depth Reporting, de Judith Bolch y Kay Miller, The Repolrter?s Handbook, de
Steve Weinberg, John Ullman y Jan Colbert y The Journalismo of Outrage, de David
l. Protess et al. Dedican sus p?ginas mas a como conseguir la informaci?n que a
com escribirla. En las escuelas de periodismo la ense?anza suele centrarse en
cursos de redacci?n y no tanto en como localizar las fuentes y la documentaci?n
indispensables para apoyar un reportaje. Los tres libros coinciden en que los
periodistas no salen muy bien preparados de las universidades: se grad?an
entregados de todo pero de nada a fondo: no se les ense?a como funciona por
ejemplo, el sistema de la administraci?n de la justicia y tienen por tanto que
tomar cursos especiales de derechos o de econom?a si van a dedicarse a
cuestiones financieras o burs?tiles.
En las carreras de derecho o de ingenier?a el estudiante adquiere una gran
cantidad de conocimientos y comparativamente poca t?cnica y luego se lanza a la
practica, mientras que en una t?pica escuela de periodismo el estudiante aprende
muchas t?cnicas y muy poco acerca de c?mo funcionan las cosas, las
instituciones, en la sociedad. ? una de las razones por las que el diarismo se
les reprocha su superficialidad es que las cualidades que tienen en com?n los
periodistas investigadores la capacidad de localizar, entender y en ultima
instancia utilizar un gran numero de documentos y estad?sticas a fin de abonar
bien una hip?tesis no son del dominio de todos los periodistas. Esas cualidades
pueden t deben ser aprendidas por todos los reporteros?, escribe Hohn Ulman, uno
de los autores de The Reporter?s Handbook.
El objetivo de este manual__ referido, por su puesto, al contexto estadounidense
es orientar al periodista en el manejo de la informaci?n estatal: la que se
encontrar? en los archivos oficiales de las diferentes dependencias de la
administraci?n publica municipal, estatal o federa. Dir?ase entonces que en este
sentido una investigaci?n period?stica digna de tal nombre solo ser?a posible en
un pa?s organizado en su estad?stica y sus registros documentales, es decir, en
un Estado de derecho. Porque el principal punto de referencia el acuerdo com?n
de los ciudadanos, el contrato social__ es la ley.
Las experiencias de los reportajes de investigaci?n que informan The Reporter?s
Handbook provienen de los periodistas miembros de Investative Reporteers and
Editors (IRE), y en sus paginas revelan como fueron consiguiendo su informaci?n
en los diferentes campos ( tribunales, Suprema Corte, vivienda, Departamento del
Trabajo, sindicatos, Departamento de Estado, salud publica, reglamentos,
estaturos, etc?tera ) y como supieron utilizar las leyes del derecho a la
informaci?n ( Freedom of Information Act) para conseguir del gobierno los
documentos que necesitaban.
Desde 1975 , IRE ha venido organizando reuniones anuales en las que los
periodistas investigadores de 18 pa?ses participan en conferencias y mesas
redondas e intercambian sus experiencias. El congreso de IRE que se celebro en
Chicago del 6 al 9 de junio de 1991 cont? con la asistencia de mas de 600
periodistas, en su gran mayor?a de Estado Unidos, y trataron temas relacionados
con el narcotr?fico, el hampa en los sindicatos, el crimen organizado, la
corrupci?n polic?aca, la violaci?n a las leyes y los reglamentos ecol?gicos, y
sobre la posibilidad de que en los diferentes pa?ses los periodistas colaboren
con sus colegas de todo el mundo.
La columnista de El Espectador de Bogota, Maria Jimena Duz?n ( que perdi? a una
hermana y a cinco compa?eros periodistas asesinados por los narcotraficantes)
diserto sobre como debe comportarse en Colombia el enviado especial de un diario
extranjero; sobre la convivencia, por ejemplo, de identificarse como periodista
en cualquier circunstancia, en las ciudades y en el campo. El peruano Gustavo
Gorriti, experto en el tam de Sendero Luminoso, aconsejo a sus colegas que se
prepararan muy bien antes de ingresar en Per? para hacer un reportaje sobre la
insurgencia, que buscaran relacionarse con periodistas nacionales, que
definieran de manera clara su intenci?n profesional al encontrarse en zonas
peligrosas, que no se detuvieran mas de dos d?as en cada lugar, etc?tera.
Michael Oppserskalsi, director de la revista alemana top secret, cont? como su
equipo de trabajo, en colaboraci?n con sus pares de Namibia, penetro los
servicio de propaganda e inteligencia militar de Sud?frica a fin de conocer y
publicar las acciones de juego sucio preparadas contra las fuerzas del SWAPO. En
otras mesas redondas y conferencias los periodistas investigadores discutieron
acerca de las relaciones con los editores cuando se trata de contratar un libro
y sobre la utilidad de las computadoras y las redes de computaci?n con acceso a
archivos para la investigaciones period?stica.
Uno de los servicios m?s importantes que otorga IRE__ desde su sede en
Universidad de Missouri: 100 Neff Hall, Columbia, Mo. 65211; Estados Unidos;
tel?fono 314 882-2042 es el de bancos de informaci?n electr?nicos; tambi?n
permite consultar su * morgue* de datos, su hemeroteca y su biblioteca, y
comprar sus publicaciones period?sticas, como Top Investigations from 1985 &
1986, the Investigative Journalist?s? Morgue? (?ndices de art?culos, reportajes,
series, de los archivos de IRE), Top 100 investigations, en las que s? indican
las Fuentes, los documentos, las dificultades, los seguimientos, los resultados,
el punto de partida, de los 5,300 reportajes de investigaci?n compilados.
Si Investigative and in- Depth Reporting, de Judith Bolch y kay Miller, fue uno
de los primeros libros de periodismo que centra su inter?s en como conseguir la
informaci?n mas que en como redactar un reportaje o un articulo. The Jornalism
of Outrage, de David l. Protess, Fay Lomax Cook, Jack c. Doppelt, James S.
Ettema, Margaret T. Gordon, Donna R. Leff y Peter Miller, de la Northwestern
University de Chicago, es fundamentalmente un estudio acerca de los efectos que
en la sociedad y el gobierno han tenido los seis reportajes de investigaci?n
analizados por los autores. Muchas veces un reportaje o una denuncia resultan
como rayas trazadas en el agua, no se materializan en una acci?n de la sociedad
civil o del gobierno, o no se vuelven una legitima causa pol?tica; en el libro
The Jornalism of Outrage la idea es justamente seguir la pista a cada uno de los
seis reportajes de investigaci?n y discernir que cambios se produjeron en la
sociedad, en las legislaciones, y en las pol?ticas administrativas, a
consecuencia directa de su publicaci?n.
Y esos seis reportajes, efectivamente, llegaron a transformar las cosas que
estaban mal.
En The Jornalism of Outrage se hace tambi?n la historia del periodismo de
investigaci?n en Estados Unidos, desde las denuncias de Benjam?n Harris en su
public ocurrences, que publicada en Boston hacia 1960, hasta la denuncia de la
masacre de109 Vietnamistas en la aldea de My Lai escrita por Seymour Hersh y
distribuida por Dispatch News Service en 1969 y las investigaciones sobre el
caso de Watergate de los reporteros de The Washington Porst, carls bersnstein y
bob Woodward en 1972.
En la parte introductoria de su libro, los investigadores de la universidad
Northwstern rastrean el origen de esa tradici?n el periodismo norteamericano que
consiste en denunciar los males de la sociedad y del gobierno, la corrupci?n, la
malversaci?n de fondos p?blicos, el peculado, los fraudes electorales, los
abusos de poder, la concesi?n de favores a particulares en perjuicio del bien
publico * del inter?s general, la concentraci?n del privilegios, el monopolio
industrial o comercial, los excesos de fuerza polic?acos, el maltrato a los
trabajadores, las condiciones de insalubridad en las f?bricas es decir, todo
aquello que ilegitima o ilegalmente vaya en contra de la sociedad en su
conjunto.
Si el periodista investigador se siente un reformista (no un revolucionario
necesariamente) es porque desde los primeros g?rmenes de la sociedad
norteamericana, en los a?os de las que fueran las trece colonias, empieza a
establecerse el consenso de que si la cosa publica es publica, luego entonces la
gente tiene derecho a saber lo que es del orden publico, no lo que concierne a
las vidas privadas. Esa es la teor?a de la responsabilidad social de la prensa,
que se refuerza en el siglo XIX cuando se producen ciertos cambios en la
sociedad estadounidense y en los propietarios de los peri?dicos.
Como no hab?a ni hay ahora un estatuto de prensa porque se entiende que una
sociedad es m?s democr?tica en la medida en que algunas actividades colectivas
no se reglamenten entonces empez? a sentirse el acuerdo com?n, en la practica,
de que la prensa tiene una responsabilidad hacia la sociedad y el prop?sito de
ilustrar al publico con la informaci?n y la verdad en funci?n de ciertos valores
de moral civil: el respeto de los derechos de los dem?s, la observancia de la
legalidad com?n a todos los ciudadanos.
El periodismo contempor?neo se encomienda al principio del?derecho de la gente a
saber?, seg?n muchos c?digos de ?tica profesional (aunque no sean de obediencia
obligatoria ni uniformes, debido a la naturaleza heterog?nea y competitiva de
los period?sticos norteamericanos) y a la convenci?n no escrita de que la labor
de la prensa es un servicio publico. La convicci?n de que mejor se sirve la
sociedad en la medida en que m?s de disemine la mayor cantidad posible de
informaci?n es uno de los principios, por ejemplo, del reglamento ?tico que rige
en The Washington Post. El c?digo de ?tica de la sociedad de periodistas
profesionales, la mayor en su g?nero en los estados unidos, establece por su
parte y desde 1926 que ? el derecho del p?blico a saber es la misi?n mas
importantes de los medios masivos.Se distribuyen las noticias y se ilustra a la
opini?n publica para servir mejor al bienestar general?. Esta tradici?n es,
pues, la que da sentido al trabajo de los periodistas investigadores. Al exponer
los casos de abusos y de injusticias, el periodista investigador consigue uno de
los m?s nobles fines del periodismo contempor?neo: Activar la conciencia de los
ciudadanos a favor del bien com?n. El periodismo as? entendido no es sino una de
las m?ltiples opciones que tiene el ejercicio de la democracia y una
preafirmaci?n de que la difusi?n de la informaci?n hay de practicarse bajo el
esp?ritu de los derechos civiles.
Las profundas ra?ces hist?ricas del periodismo de investigaci?n anteceden en
Estados Unidos incluso a la publicaci?n de los primeros peri?dicos en 1704, en
la ?poca colonial. Hacia finales del siglo XIX los grandes propietarios de
period?sticos Joseph Pulitzer, William Randolph Hearst, Adolph s. Ochs. E. W.
Scrpps, Joseph Medill revitalizaron la actividad period?stica, no se inhibieron
para demostrar y denunciar los despojos del poder, y sus peri?dicos dieron a
conocer los reportajes de investigaci?n m?s importantes de las dos ?ltimas
d?cadas del siglo.
Las revistas de circulaci?n nacional se metieron con la elite de la industria y
los negocios. En 1902 la mensual public? una denuncia de la standard oil company
e hizo la historia del ascenso de John d. Rockefeller al mundo de la riqueza y
el poder documentado como la est?ndar, a trav?s de intimidaciones y amenazas,
hizo quebrar a las peque?as compa??as petroleras de Cleveland. En 1905
Compolitan denunci? las pl?ticas deshonestas de la internacional Harvester
Company. Pero tal vez la denuncia de la industria mas le?da durante este periodo
fue un reportaje de investigaci?n de upton sinclair, quien se pas? siete semanas
como trabajador ? clandestino? en los rastros de Chicago en 1904 para denunciar
las inhumanas e insalubres condiciones bajo las que ten?an que trabajar los
carniceros. Sinclair public? primero una serie de sus hallazgos en una revista
socialista, appeal to reason, y luego los reedit? en su famoso libro la jungla.
La construcci?n del reportaje se realiza al final, cuando el reportero ya tiene
todos o los suficientes datos a la mano. El prop?sito del periodista es armar
una argumentaci?n, darle un sentido y un contexto a su informaci?n. Se trabajo
aspira a establecer cierta verdad period?stica no una verdad cient?fica
organizada conforme al m?todo cient?fico, ni una verdad jur?dica como procuran
hacer los abogados defensores o los jueces en un proceso judicial a trav?s de
los datos, las declaraciones, los documentos, la persuasi?n sostenida en un
discurso l?gico y sugerente. El redactor apela a la inteligencia del lector y
para ello le proporciona todos los datos comprobados de que dispone a fin de que
cada quien llegue a sus conclusiones.
Este sistema de escritura argumental, que en la tradici?n literaria tiene sus
or?genes, entre otros, en los ensayos de Montaigne y de Voltaire, puede
estudiarse en libros como el caso moro, en tierra de infieles, autos relativos a
la muerte de Raymond Roussel, la desaparici?n de Majorana, el teatro de la
memoria, de Leonardo Sciascia; en asesinato de Vicente le?ero; en charras, de
Hernan Lara Zavala; en el Karina, de German castro Garcedo; en operaci?n
masacre, de Rodolgo Walsh; en el profesor y la prostituta, de linda Wolfe, en
cabeza de turco, de Gunter Wallraff; en el periodista y el asesino , de Janet
Malcom; en todos los hombres del presidente, de Bob Woodward y Carl Bernstein.